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La comunicación en una relación de pareja es uno de los pilares fundamentales.
Tanto es así que los profesionales de la psicología y la atención terapéutica a parejas, insistimos repetidamente en lo esencial de mejorar este aspecto a la hora de interaccionar, convivir y crear un proyecto de vida en común.
Pero al mismo tiempo, el manejo de los diferentes estilos de comunicación y el uso de la asertividad, no siempre resulta fácil, apareciendo problemas de comunicación en pareja así como a la hora de relacionarnos en otros contextos.
Es habitual que entre los miembros de una pareja surjan conflictos. Lo que no hay que normalizar es que para resolverlos se entre en peleas, incomprensión y distancia emocional. Es aquí donde juega un papel importante la comunicación.
Hay parejas que se manejan en un estilo de comunicación más agresivo, elevando el tono de voz e incluso gritándose, imponiendo sus razones y no teniendo en cuenta las necesidades o los sentimientos de la otra parte.
Otras parejas (pueden ser los dos miembros o uno de ellos) se sitúan en un estilo más pasivo y evitativo, no expresando las verdaderas opiniones ni sentimientos y anteponiendo las demandas de la otra parte por encima de las propias.
Pero siempre hay parejas que han aprendido a comunicarse y relacionarse de un modo más asertivo. Son claros y directos, pero no solo saben expresarse, también saben escuchar. Se comunican respetando sus derechos y sus límites, al mismo tiempo que tienen en consideración los sentimientos y demandas de la pareja.
¿Quieres que veamos qué hacen y cómo lo hacen esas parejas que se comunican adecuadamente y que logran resolver sus conflictos con éxito?
Para ello vamos a comenzar por el principio, es decir, hablando de lo que no hay que hacer. Es más fácil empezar retirando lo nocivo que pretender llevar a cabo correctamente todas las pautas para una buena comunicación.
1. No escucharse y no tener la voluntad de entenderse.

Es el error estrella cuando hablamos de comunicación. No escuchar a tu pareja hace que no puedas comprenderla, que no empatices con sus sentimientos y que no haya conexión emocional entre vosotros. Una cadena de obstáculos que impedirán la compenetración necesaria para llegar a un acuerdo o solución cuando se trate de un conflicto por resolver.
Elevar el tono de voz tapando el mensaje de tu pareja, mirar hacia otro lado mientras te habla o estar pensando en la respuesta que vas a dar, son formas expresas de no escuchar.
Generalmente estamos más pendientes y ponemos más energía en imponer nuestras razones como únicas verdaderas, que en abrirnos y dejar que el mensaje de nuestra pareja nos llegue dentro y podamos recibirlo para asimilarlo. ¿Cómo poder dar una respuesta o lanzarnos a hablar sin este paso previo?
2. Interpretar y ser ambiguo.

Otro hábito inadecuado que lleva a equivocaciones y malos entendidos, es la tendencia a interpretar. No tenemos la práctica de preguntar y contrastar, es más fácil y rápido elaborar el final del cuento a partir de lo que conoces de tu pareja, sobre historias o discusiones pasadas.
El reto es el de abrirse al momento como algo nuevo y único, sin sesgos por conclusiones anticipadas.
Y en lo que respecta a la ambigüedad tampoco es buena amiga de la comunicación. Dar rodeos, extenderse demasiado con detalles innecesarios, no ser claros ni directos por temor o esperar que el otro intuya o adivine, no te llevará a una comprensión ni tampoco a poder hacerte entender.
3. Los juicios de valor.

Si al dirigirte a tu pareja lo haces desde el juicio de valor y no haciendo alusión al comportamiento en particular en un momento concreto, conseguirás que tu pareja tenga que defenderse de un juicio que le envuelve y engloba todo lo que es como persona.
Sin embargo, si te refieres a una actitud definida que no te ha gustado en un momento expreso, tu pareja puede cambiarla.
Por ejemplo, expresar a tu pareja “eres un egoísta”, en vez de “no has pensado hoy en mí a la hora de hacer planes”. ¿Qué activará más defensas en tu pareja? Creo que la diferencia es clara.
4. No tener claridad sobre lo que se quiere expresar.

A veces nos falta autoconocimiento y aprender a mirarnos a nosotros mismos. Un poco de introspección antes de hablar con nuestra pareja es imprescindible. De esta manera podremos identificar nuestras emociones, nuestras necesidades, qué queremos expresar y cómo lo queremos transmitir.
Puede parecer que este proceso es cuestión de reflexionar durante horas, pero no tiene por qué ser así. Es una cuestión de hábito y de conocimiento de uno mismo. Si nos lanzamos a una conversación con la pareja sin una reflexión previa es más probable que se mezclen sentimientos y temas que nada tienen que ver.
La claridad en el mensaje es esencial si queremos comunicarnos adecuadamente y ser escuchados y comprendidos por la pareja. Evitará muchos problemas de comunicación en pareja.
5. Emociones revueltas.

No te recomiendo emprender una conversación si tus emociones están en ebullición, porque auguran un mal comienzo y peor final.
Cuando las emociones son intensas pensamos con menor claridad y tenemos más probabilidad de actuar impulsivamente o replegarnos por miedo. Lo primero genera peleas y lo segundo huidas.
Dejar pasar un rato para rebajar el pico más alto de una emoción es buenísima idea, porque te aseguras que la comunicación no quedará bloqueada. Que seas tú el que hablas y no tus emociones por ti.
6. Heridas pasadas no curadas.

Una buena comunicación no solo ayuda a resolver asuntos enquistados, sino a prevenir que se originen arañazos y heridas en la relación de pareja. Antes lo eran las emociones y ahora son esos temas pendientes, conversaciones no acabadas y conflictos no resueltos.
Todo ello aparece de nuevo ante momentos de tensión, creando confusión a la hora de comunicarse, porque se sacan a relucir temas pasados que activan de nuevo lo no gestionado y digerido.
Una vez retiramos lo nocivo, ¿cuáles serían las claves para hacer de las conversaciones y discusiones con tu pareja un modelo de comunicación efectiva y positiva? Vamos a verlas a continuación.
Presta atención porque estoy convencida que con intención, ganas y consciencia, la forma en la que escuchas, hablas y te expresas con tu pareja puede mejorar significativamente.

1. Apertura y voluntad de entendimiento.

Abrirse a la pareja, a su verdad y a su sentir, requiere de tu presencia y generosidad. Seguro que esperas recibir lo mismo. Pues bien, te anticipo que no lo obtendrás si antes no lo das tú.
Si te dispones a escuchar con atención y con la intención sincera de comprender lo que la otra persona te plantea, el tono emocional de la conversación parte de un punto favorable para ambos.
Cuando alguien nos escucha sin interrumpir y de un modo consciente nos sentimos validados, confiamos y por ello nos abrimos con más facilidad.
2. Asertividad y empatía.

Al comienzo te mencionaba la asertividad como el modelo más adecuado de comunicación. La asertividad consiste en expresarnos de un modo claro y directo, transmitiendo nuestros deseos, necesidades, gusto o disgusto, respetando nuestros derechos, pero siendo respetuosos y teniendo en cuenta las necesidades de la otra persona.
La asertividad tiene que ver con saber decir que “no” y poner límites. Lleva incluida la empatía, porque la persona asertiva no solo tiene en cuenta sus opiniones y sentimientos, sino que también contempla las necesidades de los demás. Tiene en cuenta al otro, llegando a acuerdos de un modo cooperativo.
Cada vez que expresas una petición sin caer en la queja y el reproche, o cada vez que no permites algo que te molesta y expresas disgusto por ello, estás siendo asertivo o asertiva. Conversar o discutir con tu pareja cuando toca y hacerlo cuidando con amabilidad sus sentimientos te convierte en una persona empática.
Y no olvides que ser asertivo también consiste en no reprimir tus sentimientos, ser honesto y darte a conocer. Callar y contener las emociones provocará que salgan en momentos inoportunos y de una forma inadecuada.
3. Elegir el momento y canal adecuado.

Para garantizar una comunicación efectiva es muy importante escoger un momento adecuado para hablar y el mejor canal para ello. ¿A que no pedirías un aumento de sueldo a tu jefe cuando está saliendo del trabajo y en mitad del parking cuando ya se está metiendo en el coche?, ¿a que tampoco lo harías por WhatsApp o escribiéndole una nota que dejas sobre su mesa del despacho? Estoy convencida que esto te parece evidente, pero que no lo es tanto cuando se trata de tu pareja y de vuestras conversaciones.
Si necesitas hablar con tu pareja de algo que consideras importante o sensible, no lo hagas con prisas, en un lugar que haya ruido o posibles interrupciones. Mejor convócale previamente a esa conversación para que sea consciente que es importante para ti.
Pero no lo hagas con la típica frase: “tenemos que hablar” sin añadir nada más. Genera incertidumbre, anticipaciones y temor. Lánzale un titular de forma clara y expresa para hacerle partícipe desde el principio del tema a tratar. Una conversación de este tipo no sería adecuada mantenerla por teléfono, por ejemplo, sería necesario llevarla a cabo presencialmente.
Para acabar con relaciones de pareja sin comunicación, no solo es importante escoger momento y canal adecuado, sino que es primordial abrir espacios para la charla y el intercambio.
Suele venir bien apagar de vez en cuando la televisión e iniciar conversaciones. La ventaja que se obtiene es la de conocer más a la pareja y profundizar en mayor medida en vuestras emociones.
4. Cuidar el modo de expresión.

Cuántas veces habrás oído aquello de “no es lo que dices sino cómo lo dices”. Según la manera de expresarnos el contenido llega a su destino, se bloquea o se transforma en un arma de destrucción masiva.
Si hablas desde el juicio de valor contra tu pareja, con expresiones categóricas (nunca, siempre, todo, nada…), desde la exigencia, la queja o la crítica, será inevitable que al otro lado encuentres a alguien cerrado, a la defensiva o en el ataque.
Expresarte desde el deseo, la propuesta o la petición envuelven el mensaje en un papel de regalo que lo hacen más apetecible o asumible. Te planteo algunos ejemplos:
- “Nunca haces nada en casa, eres un vago” vs. “me gusta mucho cuando colaboras en casa, me ayuda a sentirme más relajada”.
- “Siempre estás con lo mismo, eres muy pesada” vs. “sé que ese asunto es muy importante para ti, lo voy a tener en cuenta y si quieres lo hablamos”.
- Este tercer hueco lo dejo para que lo completes tú. Escoge una frase que habitualmente digas a tu pareja y que sabes que no es adecuada. Ahora transfórmala siguiendo los ejemplos anteriores. ¿Te animas?
5. Incluir mensajes positivos y de reconocimiento.

¿Cuántas veces al día, a la semana o al mes le dices a tu pareja algo bonito sobre él o ella, algo que ha hecho y que te ha gustado, o algún cambio en su actitud que te ha agradado?
Las caricias emocionales también contribuyen a mejorar la comunicación y el bienestar en la pareja. Porque no solo se trata de saber expresarse para solucionar un conflicto o llegar a un acuerdo cuando hay disparidad de criterio.
También se trata de aprender a transmitir verbalmente el agrado y la satisfacción, de ser generoso/a en halagos y reconocimiento a tu pareja, valorarla comunicándole lo mucho que la admiras por sus cualidades destacadas.
Si tiendes a expresar en mayor medida el desagrado, la visión sobre tu relación de pareja queda sesgada. Si te fijas en aquello que te gusta, que valoras y que te hace sentirte bien y además se lo agradeces a tu pareja, lo positivo se expande aportando una mejor impresión sobre vuestro día a día y sobre vuestra calidad afectiva.
Puedes empezar a practicar desde ahora, ¿no crees? ☺
Conclusión: los problemas de comunicación en pareja tienen solución
Si después de leer todas las pistas que te he dado, piensas que es difícil mejorar tu comunicación en pareja y no te ves capaz de llevar a cabo estas acciones, no tienes más que escoger un error para eliminar y una clave que reforzar.
No pretendas cambiar de golpe tu forma de expresarte, hazlo paso a paso y poniendo foco en lo que consideras más necesario en este momento. O escoge lo que te resulta más fácil para motivarte y sentirte capaz de tomar las riendas de tu escucha, tus palabras y tu modo de comunicarte y darte a conocer.
No olvides que la comunicación al ser un pilar fundamental en toda relación, si mejoras este aspecto incrementarás notablemente la satisfacción y el bienestar con tu pareja. No me digas que no merece la pena al menos probar.