¿Por qué fracasamos en el amor? ¿Por qué nos encontramos con tantos problemas en las relaciones de pareja? Las razones son varias, pero el origen y la causa principal está en las malas elecciones de nuestros/as compañeros/as de vida y en una idea muy idealizada del amor.
Amor idealizado
Cuando pasa la etapa del enamoramiento y comenzamos a ver de un modo más realista a la otra persona comienzan a surgir las dificultades. La vida cotidiana está cargada de obligaciones, responsabilidades, otras veces problemas, y todo ello pone a prueba a las parejas. Las relaciones nos enfrentan al reto de aprender que el amor no solo son los buenos momentos, los abrazos, los besos, los encuentros sexuales satisfactorios, las situaciones románticas… el amor es mucho más… es saber escuchar, negociar, cuidarse y apoyarse, cooperar, entender al otro aun cuando no compartes su opinión, lidiar con las trabas de la convivencia, el cuidado de los hijos/as muchas veces estresante, y un largo etc… Aquello que un día nos cautivó ahora es lo que menos nos gusta y aquello que dijimos que era un defecto insignificante, ahora se convierte en un gran problema. Se cayó la venda y la realidad queda al descubierto.
El cine, las novelas edulcoradas, la televisión, entre otros, bien sabemos que nos han hecho un flaco favor en esto del amor. Nos transmiten prototipos de amantes y de relaciones irreales. Nos muestran historias idealizadas en las que triunfa el amor, aunque no haya ni uno de los componentes imprescindibles para que nazca un vínculo saludable y estable. Los pilares básicos en toda relación son la atracción física y una sexualidad satisfactoria (Eros), amistad-afinidad-conexión-confianza (Philia), cuidado-ternura-apoyo (Ágape).
Elegimos mal
Una mala elección es un fracaso amoroso seguro, o al menos, una relación incómoda, que no fluye y cargada de discusiones, insatisfacción y conflicto. Nos dejamos llevar por la atracción física, pero el amor a primera vista no existe. Dejarse llevar exclusivamente por las emociones del momento y por ese primer impacto, pensando que esa es la fragancia y la señal del amor es un error. Es necesario «meter la cabeza», escuchar al corazón y preguntar a nuestra sexualidad, a ver si todos ellos juntos nos dan la aprobación. Nos ayudará enormemente fijarnos en aspectos fundamentales como el grado y comodidad en la comunicación, si es fácil comprenderse al hablar, coincidencia en gustos, aficiones comunes, una visión similar de la vida, etc… No es necesario ser iguales, eso sería un tanto aburrido, pero sí es importante ser semejantes. Para identificar si hay semejanza con esa persona que te gusta, lejos de idealizaciones y atracciones fatales, puedes fijarte en cuatro aspectos:
- Tengo que explicarlo todo concienzudamente, haciendo de las conversaciones algo denso porque no nos entendemos a la primera. O por el contrario la comunicación es fluida y llegáis a comprenderos con facilidad y sin esfuerzo.
- Os gustan las mismas cosas, no quizá todas ni estáis de acuerdo en todo, pero sí en gran parte de vuestros gustos, aficiones, manera de pasar el tiempo, estilo de personas-amistades, etc…
- Tenéis una visión del mundo similar, es decir, que enfocáis los aspectos de la vida, las situaciones y las circunstancias de una forma muy parecida.
- Tenéis la misma manera de pensar y sentir. Os resulta fácil empatizar uno con el otro, comprenderos en aspectos más profundos de la vida y de vosotros mismos.
En muchas ocasiones se dan segundas oportunidades a esas primeras citas en las que se ha notado claramente la falta de sintonía. Si ha habido incomodidad por la conversación, por la actitud o el comportamiento de la otra persona, probablemente no sea una buena elección. Si en un primer contacto ves claramente algo que no te encaja o que no va contigo, no insistas en volver a llamar de nuevo, con la falsa esperanza de que quizá se comporte distinto en esta ocasión o que a lo largo de la relación cambiará su modo de ser o actuar. Esto no suele ocurrir.
Los tres componentes imprescindibles en toda relación de pareja
Atracción física – sexualidad (Eros)
Es muy importante que tu pareja te guste, te atraiga, te motive y te excite. Esta atracción no se puede forzar ni buscar, surge de forma natural. La etapa del enamoramiento acaba, pero no tiene por qué hacerlo el deseo y el erotismo. Es labor de la pareja mantener vivo el interés nutriendo el erotismo, introduciendo novedad en las relaciones sexuales, compartiendo fantasías, atreviéndose a jugar, generando espacios de calma e intimidad para desencadenar la excitación y el deseo, etc… ¡Todo un reto, pero merece la pena!
Amistad – complicidad – afecto (Philia)
Como introducíamos anteriormente, otro elemento imprescindible en las parejas es la amistad y el intercambio de afecto. Es importante sentir que tu pareja es afín a ti, que os compartís mutuamente y que estáis juntos porque os llenáis y enriquecéis. Cuando se eligen personas poco afines por mero placer, para suplir déficits en uno/a mismo/a, o por carencias o sentimientos de soledad, se establecen relaciones de dependencia y como base la necesidad. Escoge a aquella persona a la que no necesitas, pero prefieres.
Ten en cuenta que la elección de pareja no deben pasarse nunca unos límites:
- No renunciar a tus principios y valores.
- No renunciar a tu sentido de vida.
Acepta a tu pareja tal y como es, pero si su forma de ser, estar y actuar te daña no dudes en romper esa relación. El amor en ningún caso es sufrimiento. En las relaciones de pareja no deberíamos estar constantemente esforzándonos o sacrificándonos.
Cuidado – Ternura – Apoyo (Ágape)
Sentir que nuestra pareja desea nuestro bienestar y permanece a nuestro lado para generarlo en mayor medida es una magnifica señal. En el amor la otra persona contribuye, aporta y reconforta. Lo hace con ternura, con atención y empatía. Si tu pareja ve que sufres por su forma de relacionarse contigo y no hace nada, no postergues más salir de esa relación. Si no quiere cambiar para mejorarse y con ello mejorar la relación hay muy poco que hacer.
Y recuerda que para una buena elección en las relaciones afectivas es importante cuidar de tu paz interior, enamorarte primero de ti y potenciar tu autoestima.