El ser humano siempre ha buscado la felicidad y los científicos llevan décadas intentando descifrar las claves para ser feliz. Viajar a menudo, rodearte de gente positiva, escuchar música, hacer ejercicio físico… son algunas de las conclusiones que se pueden extraer de los estudios científicos que se han llevado a cabo hasta el momento. Pero desde un lado más profundo, ¿qué determina que seamos felices? Los/as psicólogos/as acompañamos a las personas a que consigan descifrar esas claves de la felicidad.
3 claves fundamentales para sentirnos felices
Placer
Una vida en la que podamos disfrutar de emociones agradables a través de actividades, viajes, estímulos, risas… Es importante cuidar de nuestro buen humor rodeándonos de personas positivas, realizando aquello que nos gusta y nos divierte, escuchando esa música que nos encanta, dedicándonos a nuestras aficiones o practicando deporte. Pero todo esto no es suficiente. Cuando hemos apoyado nuestra felicidad en el placer y en la satisfacción de nuestras necesidades y deseos, hemos hecho que ésta sea efímera, demostrando así el mito. Pero esto no es real. Veamos las otras dos claves para comprenderlo.
Una vida comprometida
Ser uno con las cosas, poder comprometernos con aquello que hacemos, sea un proyecto, una relación de amistad, el trabajo, una causa importante para nosotros… A menudo nuestra mente permanece dispersa, proyectándose en el futuro, en el momento de después, sin permitirnos disfrutar de lo que acontece ahora. Cuando estamos inmersos en algo, cuando permanecemos verdaderamente centrados y comprometidos, obtenemos resultados, satisfacción y presencia. Podemos fluir poniendo toda nuestra atención y recursos en la acción. Cuando se fluye se está creciendo y evolucionando. ¡Cuántas veces nos hemos sentido bien y felices cuando hemos llevado a cabo aquello en lo que nos habíamos comprometido!
Una vida con sentido
Cuando reconocemos nuestros dones y los empleamos al servicio de los demás, verdaderamente comprobamos qué es eso de sentirse lleno, pleno y feliz. Entendemos que hay una causa mayor que nos transciende. Tener una visión y una misión nos enriquece y nos hace grandes. Pone significado a nuestras vidas, dejando atrás el vacío, la desmotivación y la apatía, tan frecuente en nuestros días.
La alegría que emana de un aumento de sueldo, por habernos tocado la lotería o acontecimientos similares, suele esfumarse a los 3 meses según muchos estudios de investigación. Ni siquiera la felicidad está sustentada por la buena salud, un clima ideal, un nivel de vida satisfactorio, etc… Lo que sí podemos afirmar es que las personas que sienten amor en sus vidas son más felices. Las buenas relaciones sociales son fundamentales para mantener nuestro nivel de felicidad. Es esencial cuidar de ellas, cultivarlas y dedicarles tiempo.
Así mismo hay que tener en cuenta que entre el 25% y el 50% de la felicidad es heredada, es decir, está determinada por nuestros genes. Pero la buena noticia es que disponemos de un cerebro plástico que es capaz de aprender, modificar y evolucionar, por lo que somos perfectamente capaces de ser felices, más allá de nuestra herencia familiar.
La clave no está en lo que nos sucede en la vida, sino cómo interpretamos aquello que nos sucede. Si enfocamos la vida de un modo más positivo, viendo también el lado práctico y útil de nuestras vivencias, por desagradables que sean muchas veces, podremos gestionar nuestras emociones de un modo más efectivo y saludable. Cuidaremos mucho más de la perspectiva e interpretación que damos a los acontecimientos.
Como dice Mariam Rojas Estapé, la felicidad es estar ilusionado con el futuro, vivir en el presente, habiendo superado las heridas del pasado.
Y para finalizar quiero mencionarte algunas actividades que podemos realizar para ser más felices propuestas por Sonja Lyubomirsky:
- Expresar gratitud.
- Cultivar el optimismo.
- Evitar pensar demasiado y la comparación social.
- Practicar la amabilidad.
- Cuidar las relaciones sociales.
- Desarrollar estrategias de resiliencia.
- Aprender a perdonar.
- «Fluir» más.
- Saborear las alegrías de la vida.
- Comprometerte con tus objetivos.
- Practicar tus valores.
- Ocuparte de tu cuerpo y de tu alma.
¡Te atreves a vivirte más feliz!