Si sientes que tu hijo/a necesita apoyo para concentrarse y atender mejor, para canalizar sus emociones adecuadamente, para reducir estrés o ansiedad, para manejar sus impulsos y desarrollar un mayor autocontrol, la práctica del mindfulness en la infancia puede ayudarle.
El Mindfulness para niños/as nos aporta toda una serie de posibilidades para mejorar su atención, para ejercitar su cerebro en la empatía, en la calma y la gestión emocional. Con la meditación facilitamos que puedan conectarse mucho mejor consigo mismos. El propósito es que sean más hábiles a la hora de desenvolverse en cualquier entorno y especialmente en el cotidiano.
Los 3-4 años es sin duda una de las etapas más idóneas para hacerlo, pero no olvidemos que si queremos conseguir resultados tenemos que ser constantes hasta que la novedad se trasforme en hábito, después solo habrá que seguir con la inercia.
Ayudarles a desarrollar una mayor capacidad para focalizar mejor la atención hacia determinados estímulos potenciará su concentración. Algo sin duda esencial en este mundo tan sobrecargado de estímulos y estimulantes, donde los más pequeños carecen de filtros razonables y estables con los que gestionar tal avalancha sensorial y perceptiva.
Con esta práctica los/as niños/as, serán capaces desde bien temprano de gestionar mucho mejor sus emociones negativas, de entender el origen de su rabia o de su tristeza para canalizarla de forma adecuada. Algo así mejorará al máximo sus habilidades sociales, su forma de relacionarse, por ejemplo evitando situaciones de violencia y agresividad en el aula.
Los requisitos para comenzar a transmitirles esta práctica son dos: que sea sencilla y divertida. Es importante adaptarla a su necesidad de movimiento, contacto, juego e interacción.
Son muchos los ejercicios que existen y que podemos enseñar a nuestros hijos/as, pero no olvidemos que nosotros/as mismos/as somos el mejor ejemplo, una referencia de calma, equilibrio, empatía y afecto.